INAUGURACION EL SEMINARIO SOBRE DERECHOS DE LA MUJER MIGRANTE

Señora Presidenta del Consejo de Consulta:
 
Compatriotas, amigas y amigos:
 
En primer lugar, deseo felicitar a nuestro Consejo de Consulta, por su acertada iniciativa de realizar este Seminario.  El tema que se habrá de tratar ha sido muy bien escogido: La problemática y los derechos de la mujer. Y el lugar para su celebración ha sido apropiadamente seleccionado: La bella e histórica ciudad de Gouda.
 
Con el mayor agrado he aceptado la gentil invitación de la dinámica Presidenta del Consejo, Dra. Aurora Ruiz Rosado, para hacerme presente e inaugurar el Taller. Congratulaciones, señora Presidenta, extensivas a la Coordinadora, Sra. Aida Grados, y a la Junta Directiva del Consejo. La calidad de las personas expositoras y la distinguida audiencia aseguran el éxito de este certamen.
 
La primera edición de la Enciclopedia Británica, publicada en la segunda mitad del Siglo 18, contiene la siguiente definición de la mujer: Hembra del varón. Es decir, la noción que se tenía de la mujer era de sometimiento al hombre. O, dicho de otra manera, como simple objeto sexual, o como parte del patrimonio masculino.
 
Si tal era el concepto que se tenía de la mujer en una fecha relativamente reciente, que coincide con los albores de la Edad Contemporánea, fácil resulta imaginar el criterio imperante en siglos y milenios anteriores.
 
Es cierto que a partir del Siglo 19 surgen brotes en defensa de los derechos de la mujer. En este sentido, debemos hacer mención a la tesonera labor llevada a cabo por Flora Tristán, para citar a una destacada peruana.
 
Desgraciadamente, aún persisten prácticas ignominiosas en determinadas regiones del Planeta, como la mutilación genital o el apedreamiento de la mujer, hasta llegar a la muerte. Los Gobiernos respectivos pueden manifestar disconformidad con tales abyectos usos, pero su tolerancia los convierte en cómplices.
 
Hasta bien entrado el Siglo 19, la hija menor, y también la única, en muchos lugares estaban impedidas de contraer matrimonio mientras sus padres vivieran.  Se consideraba que era su obligación dedicarse por entero al cuidado de sus progenitores, en la enfermedad y ancianidad.
 
Llegada la década de 1930 eran muy pocas las jóvenes que concluían la instrucción secundaria.  La gran mayoría solamente había cursado los primeros años de la escuela primaria. Ello ocurría en el Perú y en prácticamente todo el globo terráqueo.
 
Sé del caso de una muchacha que tuvo que vestirse con ropas de hombre, para estudiar Medicina en la Universidad de San Marcos, a fines del Siglo 19. Tal suplantación de género se descubrió cuando estaba a punto de graduarse, y con muy buenas notas. Ante la renuencia del Jurado Universitario para concederle el Título correspondiente, esta joven pionera acudió al Poder Judicial, que se pronunció a su favor.  
 
Conozco otro suceso que reflejaba la mentalidad anti-femenina. Una joven fue aceptada para trabajar como oficinista en un banco limeño, a comienzos de la década de 1930.  Siendo huérfana, sus machistas hermanos mayores la tildaban de “prostituta”, por laborar en un medio netamente masculino.
 
Ahora hay centros de trabajo donde predominan las mujeres. Pero, según estadísticas de las Naciones Unidas, sus ingresos están muy por debajo comparados al de los hombres.
 
Lo anterior constituye un contrasentido, dado que esas mismas mujeres, luego del trabajo en la oficina, la fábrica, o el campo, deben ir a sus hogares a realizar tareas domésticas y dedicarse al cuidado de los hijos. O sea que sus jornadas laborales suelen exceder las 18 horas.
 
Ubicándonos en el Perú, a manera de ejemplo, y pese a la desigualdad de géneros que en sectores continúa advirtiéndose, debe admitirse que también hay logros. Hace 21 años juramentó la primera mujer como Ministra de Estado: La Dra. Hilda Urízar, a quien en su Administración anterior el Presidente Alan García encomendó la Cartera de Salud.
 
A tono con las corrientes existentes en la época, en 1956 la mujer peruana accede al derecho de sufragio.  Abanderadas de los movimientos feministas habían sido las educadoras Irene Silva de Santolalla y Matilde Pérez Palacio, elegidas respectivamente como la primera Senadora y la primera Diputada en el Congreso de la  República.
 
En años recientes hemos tenido mujeres como Presidentas y Vicepresidentas del Poder Legislativo. Actualmente una dama ejerce la Segunda Vicepresidencia de la República. La Defensora del Pueblo y la Fiscal General pertenecen al género femenino. Hay varias mujeres en el Gabinete Ministerial.  Un 27% de Congresistas son féminas.  En el Servicio Diplomático más de la 5ta parte somos mujeres, porcentaje aún bajo, que quizá se debe a que hay más postulantes varones que del otro género.
 
En las Fuerzas Armadas y Policiales del Perú es creciente el número de féminas. Las mujeres Policías son consideradas “incorruptibles”. Por ello van en aumento.
 
El perímetro superior externo de nuestro Estadio Nacional en Lima contiene inscripciones con nombres de deportistas que han recibido Laureles, como reconocimiento a su excelente desempeño en sus respectivas disciplinas. Las mujeres predominan.  Por tanto, puede decirse que deportivamente también superan a los hombres…
 
Para concluir, y dar paso a quienes habrán de desarrollar la importante temática que nos convoca, deseo resaltar que la educación es la mejor manera para que la mujer pueda ocupar a cabalidad el rol que le corresponde, y hacer  que sus derechos sean respetados.  Es deber de todos promover e incentivar la formación, el perfeccionamiento y la permanente capacitación de las mujeres.
 
Sin una adecuada educación, de nada servirá la copiosa cantidad de Declaraciones emitidas por Naciones Unidas y otros organismos internacionales, orientadas a liberar a la mujer de cualquier forma de vejación, de hegemonía o discriminación.
 
En el caso de Holanda, cuanto más alto sea el nivel educacional de las mujeres inmigrantes, idioma local incluido, mayores serán sus posibilidades para ingresar al mercado laboral y, por ende, para eventualmente acceder a programas de beneficio social.  Ello es válido también respecto a los varones.
 
Queridas compatriotas: El Consulado del Perú en Amsterdam permanece atento para apoyarlas, si consideran que sus derechos, como inmigrantes y personas humanas, han sido vulnerados.
 
Nuevamente, mis parabienes al Consejo de Consulta, y congratulaciones a los participantes en este Taller, que me es particularmente grato declarar inaugurado.
 
Muchas gracias.