La Mujer: De la Marginación al Empoderamiento

Honorables Congresistas:
 
Señoras Panelistas:
 
Damas y Caballeros:
 
Amigas y amigos de la Prensa:
 
Mucho agradezco la gentil invitación que se sirviera transmitirme el Honorable Congresista por la Región Piura, Sr. Santiago Gastañadui Ramírez, para hacerme presente en esta importante reunión.
 
Mi nombre es Liliana De Olarte de Torres-Muga y pertenezco al Ministerio de Relaciones Exteriores desde mi ingreso al Servicio Diplomático de la República, en 1976. En la actualidad laboro en la Dirección Ejecutiva de la Agencia Peruana de Cooperación Internacional, que es una rama de la Cancillería. También me desempeño como docente en la Facultad de Economía de la Universidad del Pacífico.
 
Es para mí un privilegio alternar aquí como expositora con destacadas figuras de diversos sectores y tener al frente a una distinguida e ilustrada audiencia.
 
Igualmente, deseo congratular al señor Congresista Gastañadui, por la feliz iniciativa de llevar a cabo esta actividad, que refleja el enorme interés del Congreso de la República, y de su Despacho en particular, en la problemática de la mujer, que día a día adquiere mayor trascendencia en el Perú y a escala mundial.
 
Como funcionaria diplomática, resulta para mí muy significativo hallarme en este Auditorio, que lleva el nombre del prócer de nuestra independencia y preclaro Ministro de Relaciones Exteriores en los albores de la República, Don José Faustino Sánchez-Carrión. Cada año, las celebraciones por el Día del Ministerio de Relaciones se inician colocando una ofrenda floral ante la efigie de Sánchez-Carrión, emplazada frente a la sede central del Palacio Legislativo.
 

De la Marginación al Empoderamiento

El tema que voy a exponer, de manera sucinta, se titula: “La Mujer: De la Marginación al Empoderamiento”.
 
Bien sabemos que hasta épocas recientes la mujer ha estado marginada, sin acceso a la educación formal, carente de derechos políticos, en condiciones de desigualdad y discriminación, apartada de la toma de decisiones. Hasta bien entrado el Siglo 20, las niñas peruanas sólo estudiaban hasta 3ro de Primaria, y no todas, sino una minoría.
 
Hace menos de tres siglos, la primera edición de la Enciclopedia Británica, publicada en 1771, dedica sólo cuatro palabras para definir a la mujer y éstas son (abro comillas) "La hembra del varón" (cierro comillas). ("The female of man"). Nada más… Si en la entonces ya modernizada e industrializada Gran Bretaña se tenía ese concepto de la mujer, fácil resulta imaginar los criterios existentes en los siglos precedentes y en otras latitudes.
 
Más que sujeto de derecho, de persona natural, la mujer era tratada como objeto y hasta propiedad del hombre y de sus patrones laborales. En la primera mitad del Siglo 19 ya se escuchaban voces en contra de esa situación de oprobio, sobre todo por efecto de la Revolución Francesa.
 
Sin embargo, cabe destacar que en el Código Civil francés de 1804, o Código Napoleónico, la Revolución pasó por alto los cambios para equilibrar la situación de la mujer. Así, por ejemplo, estipulaba que la casada debe obediencia al marido y que sólo la autoridad del padre recae sobre los hijos. Asimismo, establecía que el consorte debe administrar los bienes de la mujer y que ésta última requería el permiso del marido para trabajar y realizar diversas acciones con efectos legales.
 
El Código Napoleónico sirvió de modelo a muchos países, salvo anglosajones, de modo que tales disposiciones fueron incorporadas en abundantes legislaciones del planeta. Y el Perú no fue la excepción.
 
El camino hacia la igualdad de género cobró impuso tras la 1ra y 2da Guerras Mundiales .Al ausentarse los hombres para acudir a la guerra, en el Hemisferio Norte las mujeres pasaron a desempeñar trabajos que anteriormente estuvieron reservados al varón.
 
Al sentirse independiente y en libertad, la mentalidad de muchas de esas mujeres cambió radicalmente. Fueron aquéllas precisamente las abanderadas de los movimientos de liberación femenina, alentando el derecho a la igualdad de trato y abogando por enormes cambios en el modelo político, económico y social.
 
La “Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas” de 1948, significó un radical avance, al reconocer que “todo ser humano por el hecho de haber nacido tenía derecho a una vida digna independientemente de su raza o sexo”.
 

Marco Internacional

Al promediar la década de 1970, las corrientes feministas y los llamados movimientos de liberación de la mujer se hallaban en proceso de maduración. Fue así que Naciones Unidas proclamó que 1975 sería el Año de la Mujer. Los Estados Miembros acordaron además que el 8 de Marzo de cada año sería reconocido como el Día Internacional de la Mujer. Asimismo, que el período 1976-1985 sería el Decenio de la Mujer.
 
Del mismo modo, en 1975 tuvo lugar en Ciudad de México la primera de cuatro Conferencias Internacionales sobre la Mujer que hasta el momento se han llevado a cabo en el marco de las Naciones Unidas. Las tres posteriores habrían de realizarse en Copenhague, Nairobi y Beijing. O sea que la Conferencia en México coincidió con el Año Internacional de la Mujer. El Perú ha participado activamente en esas cuatro Conferencias, con sugerencias y planteamientos que han sido recogidos por la comunidad internacional.
 
En 1979 se produjo otro paso trascendental, cuando, tras largos años de propuestas y debates, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la llamada “Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer”.
 
Como su nombre lo indica, la Convención está encaminada a suprimir de manera efectiva todos los medios de exclusión, segregación, de la mujer. Obliga a los Estados a orientar sus ordenamientos legales en dicha dirección.
 
El Perú participó activamente en los trabajos que culminaron en la adopción de la Convención contra la Discriminación de la Mujer. Nuestra Constitución de 1979 y la de 1993, así como el Código Civil de 1984 y otros cuerpos legales han recogido los elementos del nuevo orden femenino, como por ejemplo la co-responsabilidad del marido y la mujer en la conducción del hogar, en la crianza de los hijos, en la administración de los recursos. Igualmente, se garantiza el acceso de la mujer a la educación, al empleo, a su intervención política, al ingreso a los servicios de salud, vivienda, nutrición.
 
En resumen, se podría decir que el criterio ahora es que el empoderamiento de la mujer, como opuesto a la marginación, no debe entenderse como un fenómeno asistencial, sino como un proceso en el que ambos géneros se hallan en el mismo pie de igualdad, con acceso femenino a la toma de decisiones y a muchos ámbitos que antes eran de dominio masculino.

Mujeres Peruanas

Entre las peruanas defensoras a ultranza para sacar a la mujer de la situación de ostracismo y marginación, mundialmente se reconoce el trabajo realizado por nuestra compatriota Flora Tristán, cuyos escritos y manifiestos se esparcieron internacionalmente, en los que plasmaba su decidido afán de reivindicar los derechos de sus congéneres, con énfasis en las obreras.
 
El activismo de Flora contra la denominada "falocracia", o machismo, puede advertirse en la obra "El Paraíso en la otra Esquina", que como bien sabemos publicó Mario Vargas Llosa en 2003. Flora murió en Francia a la temprana edad de 41 años, en 1844, en parte debido a la herida de bala que dos o tres años antes le había causado su autoritario y dominante esposo.
 
Hemos tenido muchas otras paladinas peruanas que entran en la categoría de lideresas. Recordemos a la valerosa Micaela Bastidas, inmolada en 1781 al lado de su esposo Túpac Amaru II, mártir pareja en el proceso de nuestra Emancipación.
 
Otra Micaela, la Villegas, o Perricholi, pocos años antes, en época del Virrey Amat, había hecho uso de sus prerrogativas como favorita de aquél para socorrer a personas necesitadas, a despecho de las murmuraciones de la aristocracia limeña.
 
Aquí es pertinente citar a la indomable María Parado de Bellido, quien en 1822 prefirió el fusilamiento a delatar a patriotas con quienes conspiraba en Ayacucho, contra el poder colonial.
 
En el Perú Republicano, hay muchas otras representantes paradigmáticas del género femenino. Se preocupaban no sólo para obtener la simetría con el varón, sino por la situación indígena, jornadas laborales más justas, defensa de la Naturaleza. Sus escritos constituyen un valioso legado hacia esas nobles causas políticas, sociales, humanitarias, y la inclusión social.
 
Entre ellas se puede mencionar a Mercedes Cabello de Carbonera, Clorinda Matto de Turner, Teresa González de Fanning. También a María Alvarado, quien, en 1924 sufriera varios meses de prisión, por su apoyo a pobladores de los Andes Centrales, que protestaban por el impacto negativo que empresas mineras causaban al medio ambiente. Luego fue desterrada.
 
En el terreno político, quisiera evocar a la primera Senadora que tuvo el Perú, en 1956, la eminente educadora Dra. Irena Silva de Santolalla. Ese año la mujer peruana tuvo por vez primera el derecho a elegir y a ser elegida. En los mismos comicios fueron también electas varias Diputadas, entre ellas la insigne pedagoga Dra. Matilde Pérez Palacio.
 
Desde entonces, varias mujeres peruanas han llegado al Congreso de la República, así como al Gabinete Ministerial, al Premierato. También han sido finalistas en comicios presidenciales.
 
Como ente coordinador tenemos un Ministerio de la Mujer, desde 1996. Ese mismo año se aprobó el ingreso de mujeres a las Fuerzas Armadas del Perú. Aquí sería pertinente anotar que una tocaya mía, Liliana, la entonces Teniente Liliana Zárate, en febrero de 2009 fue la primera mujer en volar un avión de combate supersónico.
 
En lo que atañe a mi sector, el Servicio Diplomático del Perú, quisiera honrar a la doctora Carmela Aguilar Ayanz, abogada cuzqueña, quien hace cuatro décadas fue la primera mujer en alcanzar la categoría de Embajadora del Perú. Jubilada como ahora se halla, la Embajadora Aguilar mantiene su lucidez intelectual y acendrado fervor patriótico. En paralelo a sus tareas diplomáticas, Doña Carmela antes de cumplir los 30 años fue una de las personas claves para la obtención en el Perú del sufragio femenino.
 
Contemporánea con la Embajadora Aguilar fue la Dra. Gabriela Araníbar Fernández-Dávila, fallecida hace menos de dos años, quien se caracterizó por sus denodados esfuerzos en pos de los derechos de la mujer a nivel continental. Su efectivo trabajo le valió ser elegida Presidenta de la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de los Estados Americanos. Siendo yo universitaria, me fue particularmente grato colaborar estrechamente con la Dra. Aranibar en el programa hemisférico que ella había creado: el JU-CIM, siglas de “Juventudes de la Comisión Interamericana de Mujeres”.
 
Volviendo al Servicio Diplomático, el número de mujeres que ingresan a la carrera continúa su línea ascendente. Al empezar la segunda mitad del siglo 20, las mujeres diplomáticas del Perú podían contarse con los dedos de una sola mano. Hoy somos 144 mujeres, lo cual equivale al 22.4%, es decir, algo más de la quinta parte del Escalafón Diplomático.
 
En el campo de las Artes, recordemos a Mercedes Ayarza de Morales, compositora; Julia Codesido, pintora indigenista; Blanca Varela, poeta.
 
Hace 29 años, el 8 de marzo de 1983, Día de la Mujer, dejó de existir físicamente Chabuca Granda; y hace escasamente cuatro años se apagó la voz de Yma Súmac. Ambas seguirán siendo reverenciadas en el Perú y fuera de nuestras fronteras.
 
De otro lado, séame permitido referirme a las peruanas que residen en el exterior. Por mis funciones profesionales he laborado en varios países y continentes. Me ha sido dable advertir que la mujer peruana migrante destaca nítidamente en sus respectivas actividades. Además de ello, nuestras connacionales se caracterizan por mantener en sus hogares los valores de la peruanidad e inculcar a sus hijos sentimientos de orgullo por sus raíces de siglos.
 

Reflexiones Finales

Haciendo un balance de todo lo anterior, a manera de conclusión, podría decir que, pese a que aún no se alcanzan todos los objetivos trazados, la mujer en el Perú, y en muchos otros lugares, se halla ahora más cerca del empoderamiento que de la marginación. Vale decir que en el presente es más efectivo su accionar en la vida del país, aunque, deseo enfatizar que seguimos siendo una minoría, y queda aún mucho por conseguir. El Honorable Congreso de la República ha contribuido eficazmente a ese progreso. A propósito, es laudable que en el Siglo 21 nuestro Poder Legislativo esté compuesto por damas en más de un 20%. En las décadas finales del Siglo anterior el promedio estuvo por debajo del 10%.
 
Para terminar, séame permitido rendir homenaje a una gran mujer peruana. Fue una distinguida Abogada y Doctora en Derecho. Igualmente, Pedagoga y Doctora en Educación. Fue Maestra de millares de jóvenes, muchas de quienes han ocupado y siguen desempeñando cargos importantes para la sociedad y el país. Ello le valió recibir las Palmas Magisteriales, entre otras distinciones. Por su meritorio trabajo en pro de la equidad de género, fue elegida Presidenta de la Unión de Mujeres Americanas. Participó en diversos foros nacionales y regionales sobre esta temática. Como ilustre Jurista, fue designada Presidenta de la Federación de Abogadas del Perú. Asimismo, colaboró en la redacción del Código Civil de 1984, parte concerniente al Derecho de Familia. Esa mujer es la Dra. Olga Paredes Lañas de de Olarte, quien de estar viva físicamente ayer hubiese cumplido cien años de edad.  Esa mujer es mi madre.
 
¡Muchas gracias!